Introducción
La dermatitis atópica canina y el síndrome atópico cutáneo felino es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se caracteriza por una reacción excesiva del sistema inmunológico ante alérgenos ambientales, lo que desencadena picazón, irritación y lesiones cutáneas.
A pesar de que el uso del término de dermatitis atópica (DA) en gatos es objeto de debate, en este artículo nos referiremos a ambas como DA.
La DA representa una condición muy frecuente que afecta a la calidad de vida de ambas especies. En este artículo, abordaremos las causas, los síntomas y los tratamientos disponibles.
Causas
Aunque su etiología es multifactorial, la causa principal de la DA es una predisposición genética para reaccionar ante ciertos alérgenos ambientales. Los alérgenos más comunes incluyen:
- Ácaros del polvo.
- Polen de plantas y hierbas.
- Esporas de hongos.
En ambas especies, el sistema inmunológico reacciona de manera desproporcionada cuando entra en contacto con estos alérgenos, lo que provoca inflamación en la piel. Esta inflamación es la principal causa de la picazón (prurito), que a su vez lleva a los animales a rascarse, lamerse o morderse excesivamente, causando lesiones cutáneas.
Síntomas
Los signos de la DA en perros y gatos incluyen una variedad de manifestaciones cutáneas que pueden variar en intensidad:
- Prurito: Es uno de los síntomas más comunes y se presenta con intensidad variable. Las mascotas suelen rascarse, lamerse o morderse, especialmente en zonas como el abdomen, axilas, orejas, patas y, en el caso de los gatos, también en el cuello y dorso. Este prurito puede provocar heridas en la piel debido a la autoinducción de lesiones.
- Eritema (enrojecimiento de la piel): La piel de las áreas afectadas suele enrojecerse, lo que indica inflamación y sensibilidad.
- Alopecia: La pérdida de pelo en las áreas donde se rascan o lamen continuamente es común, resultando en áreas calvas visibles, especialmente en el abdomen y las patas.
- Infecciones secundarias: Las lesiones causadas por el rascado o lamido pueden facilitar la entrada de bacterias o levaduras, lo que agrava la inflamación y los síntomas generales.
- Otitis externa: La inflamación del canal auditivo es frecuente, especialmente en perros, y puede manifestarse en forma de enrojecimiento, picor en los oídos o secreción.
- Dermatitis miliar y lesiones eosinofílicas: los gatos pueden presentar pequeñas pápulas o bultos en el cuello y dorso, a menudo acompañados de costras. También pueden desarrollarse úlceras en el labio, placas o granulomas en la piel en casos más severos.