PATOLOGÍAS QUE TRATAMOS
Pioderma
Introducción
Las piodermas son infecciones bacterianas de la piel que pueden afectar a perros y gatos, aunque son más comunes en los perros. Estas infecciones pueden variar en gravedad y extensión, desde infecciones superficiales hasta piodermas profundas que afectan varias capas de la piel. Conocer las causas, síntomas y tratamientos de esta condición es fundamental para mantener la piel de tu mascota sana y libre de molestias.
El término "pioderma” se refiere a una infección bacteriana en la piel. Estas infecciones suelen estar causadas por Staphylococcus pseudintermedius, una bacteria que se encuentra en condiciones normales en la piel del animal y que puede proliferar cuando la barrera natural de la piel está comprometida. Existen tres tipos principales de piodermas en mascotas:
- Pioderma de superficie: afecta la capa superior de la piel y suele manifestarse con enrojecimiento, picazón y pequeñas pústulas.
- Pioderma superficial: afecta las capas superiores de la piel, incluyendo el folículo piloso. Suele manifestarse en forma de pústulas, enrojecimiento y pérdida de pelo en las áreas afectadas. Es el tipo más pioderma más frecuente
- Pioderma profunda: es el tipo más grave ya que afecta las capas más profundas de la piel, como la dermis y el tejido subcutáneo. En estos casos, la infección puede causar abscesos, nódulos y un dolor significativo, además de inflamación severa.
Causas
Las piodermas suelen desarrollarse cuando la piel de la mascota está debilitada o comprometida. Entre las causas más comunes se incluyen:
- Alergias: Las alergias alimentarias, ambientales o de contacto pueden causar irritación en la piel y facilitar la aparición de infecciones.
- Parásitos: Las pulgas, garrapatas y ácaros irritan la piel y provocan rascado, lo que aumenta el riesgo de pioderma.
- Desequilibrios hormonales: Condiciones como el hipotiroidismo o el síndrome de Cushing afectan la salud de la piel y pueden predisponer a las piodermas.
- Heridas o rasguños: Cualquier lesión en la piel puede infectarse si no se trata adecuadamente, especialmente en áreas de piel sensible o expuesta.
Síntomas
Las lesiones y su extensión dependerán del tipo de pioderma, en general las lesiones más comunes que se pueden encontrar son:
- Presencia de pápulas (pequeños bultos en la piel) y/o pústulas (pequeños bultos en la piel rellenos de pus)
- Nódulos (elevaciones en la piel, son más grandes que las pápulas)
- Erosiones y costras
- Descamación
- Abscesos
- Alteraciones en la pigmentación de la piel
También es posible encontrar otros síntomas relacionados con la causa subyacente de estas infecciones.
Diagnóstico
El diagnóstico de las piodermas en mascotas comienza con un examen físico completo y una evaluación del historial médico de la mascota. Para confirmar la infección bacteriana y determinar su profundidad, el veterinario puede realizar varias pruebas, tales como citologías, cultivos bacterianos y antibiogramas. Estas pruebas permiten al veterinario confirmar el tipo de pioderma y ajustar el tratamiento de acuerdo con la gravedad y los factores subyacentes.
Tratamiento
El tratamiento de las piodermas depende de la profundidad y extensión de la infección, y debe ser supervisado por un veterinario.
La Asociación Mundial de Dermatología Veterinaria recomienda el uso de tratamientos tópicos para tratar piodermas superficiales y de superficie. Entre los productos tópicos disponibles para tratar infecciones de piel se encuentran diversos antisépticos y antibióticos como la mupirocina y el ácido fusídico.
En los casos de piodermas generalizadas (abarcan una gran superficie del cuerpo), piodermas profundas o reincidentes se debe valorar el uso de antibióticos sistémicos.
Además, los champús con clorhexidina o peróxido de benzoilo ayudan a limpiar la piel y reducir las bacterias superficiales, aliviando los síntomas y acelerando la recuperación.
Prevención
Para reducir el riesgo de piodermas en mascotas, es importante mantener una buena higiene y tratar rápidamente cualquier problema de piel. Algunas medidas preventivas incluyen:
- Usar preventivos contra parásitos para evitar infestaciones que puedan irritar la piel.
- Mantener la piel y el pelaje limpios mediante baños regulares y productos específicos para el cuidado de su piel.
- Proporcionar una dieta equilibrada que incluya nutrientes esenciales para una piel sana.
- Consultar al veterinario regularmente, especialmente si tu mascota es propensa a alergias u otros problemas de piel.
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